Centrada en las características individuales y únicas de cada persona sin hacerlas encajar en descripciones generales de problemas.
A través del diálogo y la palabra, evitando ofrecer consejos, es decir, trabajando con la persona y con su mundo interno de forma personalizada, atendiendo no solo a sus síntomas, si no también las causas.
Es muy importante tener en cuenta que estos síntomas son ya en si mismos un modo de defenderse de un malestar que no invade, por lo que antes de centrarnos a eliminarlos, tenemos que saber qué malestar estaba tratando con esas prácticas y encontrar un modo alternativo de tratarlo que sea más conveniente. No se puede soltar una defensa sin antes armarse de mayores recursos para enfrontar las situaciones que la vida nos deparar.